Cuando me atreví a hacer realidad mi sueño y dedicarme a la escritura, pensé que nada de lo que había aprendido durante doce años trabajando como abogado me iba a servir. Uno de los coachs que me ayudó a superar mis límites me dijo que estaba equivocada y con el paso del tiempo en mi nueva vida de escritora me he dado cuenta de que es cierto.
Durante estos casi dos años que llevo disfrutando de mi libertad, he aprendido muchísimas cosas, pero también me he dado cuenta de que tenía conocimientos y habilidades que pueden ser utilizados para mi faceta de escritora, y son estos:
La redacción de todo tipo de documentos
Cuando trabajaba como abogada preparé miles de documentos de muy diverso tipo: guiones para cursos, demandas ante los juzgados, contratos de alquiler, de compraventa y otros muchos, emails para clientes, compañeros de profesión y proveedores y presupuestos ofreciendo servicios.
Esa habilidad para redactar me ha ayudado muchísimo a la hora de escribir para blogs y también a la hora de escribir relatos, poesías, pensamientos, publicaciones en las redes sociales… Es una habilidad que se puede utilizar para muchas cosas y que es muy útil.
El orden en mis documentos como escritora
Si miro la forma en la que ordeno actualmente mis documentos para tenerlos bien organizados, me doy cuenta de que lo hacía igual que cuando era abogada. Carpetas numeradas y ordenadas por orden alfabético del nombre de cada cliente, carpetas genéricas que se refieren a otros documentos como fotos, presupuestos etc.
El orden me permite encontrar todo y saber que si necesito algo, no voy a perder el tiempo buscando. Es tan simple como pensar en una estructura de carpetas y aplicar siempre la misma manera de ordenar.
La forma de redactar los correos
Todos sabemos que un correo puede parecer mucho más duro y directo que una conversación entre dos personas, por ese motivo hay que tener mucho cuidado con lo que se escribe. Desde hace bastante tiempo todos mis correos empiezan con un “Hola” o un “Buenas tardes” o “Buenos días” y terminan con “Un saludo” y un “Gracias.”. Es muy fácil ser agradable.
La proactividad
La proactividad es fundamental para obtener lo que queremos. Si deseas que un cliente nos acepte un presupuesto lo mejor es enviarlo cuanto antes. Si quieres un trabajo no te quedes en enviar tu propuesta, haz seguimiento. Si tienes que hablar con un cliente, llámale y no esperes a que te llame. La proactividad es esencial en cualquier trabajo y en el de escritora también.
Hablar en público
Todos los que me conocen saben que no me gusta hablar en público, pero siendo abogada lo tuve que hacer en muchas ocasiones, en los juicios, en las reuniones con clientes o en los cursos.
Esa habilidad me ha permitido ser profesora en un curso de relato junto a otro compañero escritor. Y ha sido genial ver que ahora sí que disfruto hablar en público porque lo he hecho muchas veces y porque hablo de algo que me apasiona: la escritura.
Poner límites a los clientes
Todos tenemos clientes complicados, que te llaman o te escriben a cualquier hora y si hay algo que es realmente importante es poner límites a esas personas. Por ejemplo, si me llama un cliente un sábado no lo cojo y le devuelvo la llamada el lunes siguiente a primera hora. De esa forma se va educando a los clientes para que aprendan a respetar tu tiempo.
Decir que no
Decir que no es maravilloso tanto si eres abogada como escritora. Yo siempre he tenido miedo a decir que no, pero una vez que practicas y dices que no a lo que no te gusta o no te compensa profesionalmente, te sientes totalmente coherente contigo misma.
Me niego a hacer un trabajo por un presupuesto ínfimo o gratis, si yo no me pongo en valor nadie lo va a hacer. Esta es una regla de oro que jamás olvido.
Planificar el tiempo
Planificar el tiempo nos permite gestionar el estrés y distinguir las tareas que son rentables de las que no lo son. Hace un año descubrí a Belén Bravo y Planifica tu éxito y me enseñaron a mejorar la forma de gestionar el tiempo.
Cuando era abogado hacía listas e iba tachando cada tarea a medida que la hacía y ahora lo que hago es planificar cada semana con antelación y distribuir las tareas en función de la rentabilidad y del mejor momento para hacerlas. Tengo más tiempo libre y soy más feliz.
El conocimiento del derecho inmobiliario
Mi especialidad como abogada es el derecho inmobiliario y ese conocimiento que adquirí durante 12 años me ha permitido ahora hacer lo que más me gusta (escribir) y aprovechar lo que sé de derecho inmobiliario escribiendo para blogs de esa temática.
¿Qué habilidades que utilizas en tu trabajo crees que podrías aplicar en otros trabajos?